Hoy
ha llegado el día al que todo llevamos temiendo desde que decidimos ser alguien
en la vida. Te toca a ti ser el que abre la veda de la nueva vida que,
prácticamente, nos hemos visto obligados
a buscar.
Quiero que sepas
que no te imaginas lo mucho que admiro el valor que muestras al hacer esto en
este preciso momento. Como persona planificadora que sabes que soy, siempre he
dicho que si hay que “viajar” es mejor hacerlo sin mucho equipaje del que
tirar. Pero eso es muy fácil decirlo cuando no hay equipaje alguno. Tú sin
embargo, aún dejando a muchas personas aquí, incluyendo a esa persona especial,
a esa gran “maleta”, has tenido la determinación de saber decidir cuál es tu
momento de marchar y, por consiguiente, hacerlo. Sinceramente, por mucho que
hable y aparente, realmente no sé si sería capaz de hacerlo. Y te admiro y
envidio por tener esa fuerza de voluntad para hacerlo, aunque no quiera ni
mucho menos que te vayas. Creo que, después de todo, has madurado en gran parte
y me alegro mucho de ello, porque a lo largo del tiempo necesitaras esa
determinación.
No eres consciente
de lo agradecida que estoy de haber conocido a alguien como tú. A estas alturas
empiezo a creer que no sé expresar lo que realmente siento, a pesar de que lo
intente triste y cobardemente por escrito.
Jamás, y cuando
digo jamás te aseguro que es jamás, nadie me había cuidado y querido como tú.
Nunca me había sentido tan querida por alguien. Nunca olvidaré el día que
pasaste cuidándome; significó mucho para mí y no creo que pueda borrarlo de mi
mente. Me sentí muy protegida y querida y desde hace algún tiempo no me sentía
tan bien. A consecuencia de ello, mi comportamiento contigo ha sido
inversamente proporcional al que correspondía porque, y voy escribirlo y
decirlo por primera vez, no sé reaccionar ante esa muestra de cariño. Sé que
sueno como si me hubieran maltratado anteriormente (drama-time) pero siempre he
dicho que reacciono medianamente mejor ante lo malo y cuando me cruzo con
personas como tú me bloqueo. Y eso, como ya te dije una vez, no es para nada
justo. Prometo intentar cambiarlo y lo haré, en primera instancia, por ti. No
creo que haya alguien que se lo merezca más que tu.
Te deseo todo lo
mejor porque si hay alguien que se lo merece ése eres tú. Por favor, piensa
bien las cosas, ten cuidado y sobretodo, vuelve, cuando sea y cómo sea, pero
vuelve, aunque sólo sea para recordarme lo nerviosa que me pone tu respiración
o hablar con la “boquita pequeñica chiquitica”. Yo estaré aquí, esperándote.
Te quiero muchísimo.
Fmdo. SSMM
Princesa Tahtina soy, ¡dín!
P.D. Como todo en
mi vida, tú y tu ida tenéis una banda sonora y no podía ser otra que “Don’t you
remember”. Es y será tu-mi-nuestra canción. Espero que te acuerdes de mi cuando la
escuches tanto como yo me lo haré.
C.